
El peligro de la obediencia ciega en niños: ¿Quieres que tu hijo te obedezca?
Prefiero que mis hijos sean auténticos, ellos mismos, a pesar de que ello implique no
¿Qué realidad emocional hay detrás de cada comportamiento y mal estar de un niño? y ¿cómo podemos gestionar esos momentos de tensión y conflicto de una forma amorosa y pacífica?. Lo que pensamos que vemos en el comportamiento de un niño casi nunca es lo que realmente le sucede. Nuestra responsabilidad no debería ser querer modificar el comportamiento de un niño a través de castigos, premios y amenazas sino entender por qué hace lo que hace y ayudarle a gestionarlo y hacer algo a su favor para que pueda sentirse mejor. Cuando nos sentimos bien, nos comportamos “bien” ya que estamos en armonía. Cuando nos sentimos mal nos comportamos “mal”. Ser conscientes de QUÉ es lo que nos pasa a nosotros como adultos cuando los niños no son como nosotros quisiéramos que fueran es nuestra responsabilidad. Cuando no podemos controlar nuestras propias emociones solemos convertirnos en controladores de las emociones de los niños. Pensamos que tenemos derecho a controlar a los niños por su propio bien. No nos damos cuenta cómo nuestras experiencias tempranas influencian la forma de ver y tratar a los niños. La sociedad actual es un vivo reflejo de cómo nos fue de niños. Es de gran urgencia el empezar a hacer las cosas desde otro lugar sin tantos gritos, sin tantas órdenes y sin tener que recurrir al autoritarismo. Debemos priorizar las relaciones amorosas y pacificas sin tanto uso de poder. Anteponer la relación nos unirá y fortalecerá. El amor incondicional es lo que todo ser humano necesita para poder llegar a ser quien ha venido a ser. Dar lo que no tuvimos duele y hacer las cosas de un modo distinto al de la mayoría cuesta pero sé que es posible. Mi propósito es entrar en tu corazón para poder ayudarte a llegar a ser la madre o padre que tus hijos necesitan que seas o el adulto amoroso y pacifico que todo niño necesita. Lo más importante es ser conscientes y poder ver qué es lo que nos lo está imposibilitando. Preguntémonos: ¿Esto qué voy a hacer o decir ahora mejorará nuestra relación y nos conectará o nos distanciará?
Prefiero que mis hijos sean auténticos, ellos mismos, a pesar de que ello implique no
Este post contiene un artículo publicado en el diario La Vanguardia donde se recoge y
Lo primero que me gustaría decirte, y sé que esto puede herir tu sensibilidad, es que la clave para afrontar el acoso escolar, el abuso o la violencia entre niños es entender que tanto el acosador como el que recibe el acoso son víctimas. Uno es víctima de la violencia recibida y el otro es víctima de su gran malestar interno, el que le provocó lastimar a otra persona.
¿Qué es vivir en coherencia para Yvonne Laborda? ¿Cuáles son los valores y principios que
Ludoteca “Dar Voz al Niño”. Un espacio para las risas, la alegría y el JUEGO
¿Por qué pensamos que a los niños hay que obligarles a comer sin hambre? ¿O
Cuando oigo decir a padres o algunos profesionales que hay bebés o niños de alta demanda (que piden demasiado o más de lo «normal») me pregunto si no seremos las madres, los padres o demás adultos los que no tenemos suficientes recursos emocionales para acompañarlos, sostenerlos, comprenderlos, satisfacerlos…
Cuántas veces les hemos pedido a los niños que no griten, cuando en verdad solamente hacen y repiten lo que han aprendido de nosotras o demás adultos. Gritarle a un niño es maltratarle…Gritarle a un niño es faltarle el respeto. Gritarle a un niño es abusar de él. Gritarle a un niño es humillarle. Gritarle a un niño es el principio de la violencia…
Me gusta hacer esta metáfora del paso de cebra y la crianza consciente. Para mi la crianza consciente es como andar sobre un largo paso de cebra que sabemos cuando decidimos pisarlo por primera vez pero que no sabemos cuando acabará, si es que hay un final…
Castigar a los niños fomenta que nos mientan.
Los niños y adultos solemos mentir por miedo y por falta de seguridad e intimidad emocional. Mentimos para evitar lo que tememos o para conseguir lo que necesitamos. Si hubiera confianza y conexión emocional no necesitaríamos mentir. Si nuestros hijos nos mienten es urgente revisar nuestra relación y vínculo afectivo con ellos.
ADOLESCENCIA: Qué bella etapa de la vida. Es nuestro segundo nacimiento. Empezaremos a salir al mundo solas-os, sin mamá, ni papá… Saldremos al mundo con todo lo que nuestra madre y padre nos habrán dado y con todo lo que nos habrá faltado… Saldremos empoderadas y seguras o inseguras y dependientes según cómo nos hayan tratado y acompañado en primera infancia…
Hace años se pegaba a los niños en casa y en las escuelas y se aceptaba como un hecho cotidiano. Actualmente aún se pega a los niños en muchos hogares pero afortunadamente a muchos adultos nos parece terrible hacerlo. No obstante, seguimos maltratándoles de formas más sutiles e invisibles. .
¿Te cuidas? ¿Te amas? ¿Haces actividades que te gustan? ¿Te rodeas de personas que te valoran y respetan? ¿Te gusta tu imagen, tu cuerpo, tu mirada? ¿Te sientes orgullosa y feliz de ser quien eres?
Siempre que hablo de la necesidad de nuestros hijos de dormir con nosotros-as se crea
En este artículo extenso pero de gran valor quiero contarte la historia completa acerca de cómo surgió y cómo logré implementar en nuestro casa, la RUEDA DE NECESIDADES E INTERESES.
¿Por qué pensamos que la adolescencia es una etapa «natural» de rebeldia y malestar o desconexión entre padres e hijos? No puedo estar en más desacuerdo con esta afirmación. Es verdad que en muchos hogares esto se vive así. No obstante, no es algo natural, ES UN SÍNTOMA.
El diseño humano no está pensado para criar a un niño solas, ni tampoco
¿Tienes o has tenido alguna vez uno de esos sueños que parecen imposibles de hacerse realidad?
El 23 de mayo (de 2019) se hará realidad uno de mis mayores sueños y deseo compartirlo contigo. Yo he tenido varios de estos sueños mágicos.
La peor experiencia no es el abuso sexual en sí, sino la soledad con la que MUCHOS niños hemos tenido que vivirla por falta de intimidad emocional en casa con mamá, papá y demás adultos.
El abuso sexual es un tema muy controvertido cuando se trata de niños. La gran mayoría de abusos sexuales suceden en la propia familia
¿Por qué es tan importante que haya intimidad emocional en los hogares?
La intimidad emocional es vital para que nuestros hijos puedan venir a nosotros y nos cuenten lo que más les preocupa, les asusta, les molesta, les inquieta, les interesa, les apasiona e incluso, explicarnos eso que están necesitando y no obtienen de nosotros.
Los pedidos desplazados suelen ser demandas emocionales disfrazadas o simples toques de atención por
PRESENCIA, estar en el aquí y el ahora: no hay niño en el mundo que no necesite de la presencia de sus padres, principalmente de su madre durante la primera infancia. Estar presente no es simplemente acompañar o compartir un espacio, estar presente es
Los niños tienen derecho a conocer la verdad, nuestra verdad y su verdad. En realidad todos tenemos derecho a conocer la verdad, pero nos cuesta mucho hablar de ella, hablar de lo genuino, porque a muy pocos de nosotros siendo niños se nos habló desde la verdad y lo genuino.
Respetar, acompañar, complacer, escuchar, guiar, proteger, sentir y dar voz a nuestros hijos es AMARLOS. Amarlos de verdad, como realmente necesitan ser amados… Todo está dentro de nosotras. Ya lo sabemos todo pero está dormido (anestesiado) y en ocasiones
La autorregulación es innata al ser humano. Pero en una sociedad tan programada y dirigida nos costará más conectar con nuestras verdaderas necesidades. En algunas familias hay mucho control, autoridad, limites, normas y rigidez. En estos ambientes la autorregulación va alterándose. El niño entonces tiene que ir adaptándose a unos ritmos que van muy en contra o están muy distanciados de su propio ritmo biológico.
Primero, es vital que te permitas sentirte enfada o molesta cuando las cosas no son como te gustaría que fueran o cuando tus necesidades no son satisfechas, es legítimo sentirte MAL… Lo importante es QUÉ haces con todas esas emociones.
Sinceramente te comento que cuando yo me siento mal o me desconecto lo primero que hago es verbalizarlo, nombrarlo, comentarlo, decirlo (ponerlo en palabras)…
Tenemos nuestra propia sexualidad reprimida, lastimada, confusa por nuestra propia historia personal, por nuestras carencias, nuestros vacíos, nuestra sombra, nuestros abusos y por un gran sentimiento de soledad y culpa.
No nos damos cuenta de que todo empezó hace mucho: cuando éramos niñas.
El control de esfínteres no es algo que se pueda enseñar. Es algo que llega, que ocurre cuando los niños tienen la madurez emocional y neurológica necesaria para ello.
Solemos sacar a los niños de su ritmo biológico en muchas ocasiones. Pretendemos Controlar:
Muchos niños, aún hoy en día, se sienten obligados por sus padres y demás adultos, en muchas ocasiones, a dar besos o abrazos a otros adultos cuando en realidad no les apetece.
No somos realmente conscientes del mensaje que reciben cuando necesitamos que nuestros hijos cumplan las expectativas de los demás, ¿qué es lo que les llega a nuestros hijos, cuando se ven forzados a un contacto físico que no desean con un adulto?
La sexualidad se ve reflejada, y será influenciada, por la manera en como concebimos, parimos, amamantamos, fusionamos, acariciamos y tratamos a nuestros hijos y demás niños. El vínculo afectivo entre madre e hijo determinará gran parte de nuestra posterior sexualidad.
Si vivimos bajo nuestros principios y nuestros valores, priorizando lo que para nosotros es más importante, veremos como la necesidad de usar o imponer reglas y normas disminuye drásticamente. ¿Qué entendemos por principios y valores versus reglas y normas, acaso, no son lo mismo?
Muchos conflictos entre hermanos son debido a comparaciones, preferencias, discursos engañados, carencias afectivas, expectativas, falta de presencia o de exclusividad por parte de mamá y papá.
La crianza convencional se centra, principalmente, en qué es lo que el niño hace (qué es lo que no nos gusta o qué queremos parar y/o cambiar en el comportamiento del niño) y cómo o qué hacer para que ese comportamiento pare/cese. Una necesidad no desaparece al no obtenerla.
Los castigos, los premios, los sobornos y las amenazas nos dan complacencia temporal y “compran” obediencia. Pueden cambiar el comportamiento de alguien a muy corto plazo (en el aquí y el ahora) y es por esta razón que nos parece que funcionan pero no pueden cambiar a la persona.
Permitirme empezar diciendo que tanto los niños como cualquier persona adulta necesitan dar expresión a sus emociones y sentimientos. Los niños son auténticos y espontáneos por tanto sienten sus emociones intensamente. Cuando las expresan es para hacernos ver y darnos cuenta de su gran mal estar. Las emociones y sentimientos están para ser sentidas y expresadas.
Muchos padres y madres nos hemos preguntado si es realmente necesario “enseñar” a nuestros hijos a gestionar y tolerar la frustración.
Hay quienes creen que la vida es dura por tanto piensan que es necesario que los niños se den cuenta de ello y cuanto antes mejor.
En primer lugar me gustaría hablar sobre cuál es la intención real que tenemos al querer disciplinar a los niños. Imponer disciplina no deja de ser un acto conductista: hacerle algo a alguien para que haga lo que nosotros queremos o necesitamos.
Muchas veces he visto como un simple comentario o un desacuerdo entre amigos o hermanos ha causado mucho dolor a un niño. Ya hablé de la influencia de nuestra actitud en como nuestros hijos, o los niños en general, gestionan sus emociones.
¿Cómo solemos actuar-reaccionar los padres cuando le dicen “tonto-malo-feo” a nuestro hijo o algún amiguito se ríe de él o le dice que no le gusta algo que el aprecia?
Personalmente, pienso que es crucial nuestra actitud en cuanto a emociones se refiere. Independientemente de lo “sensible” que cada niño/a pueda ser.
¿Qué entendemos por validar a alguien o sus sentimientos? Validar es aceptar y dar por valido aquello que otra persona (adulto o niño) está sintiendo tanto si estamos de acuerdo o no con su punto de vista o sus sentimientos. Validar es el arte de poder empatizar y comprender lo que otra persona siente.
En primer lugar debo decir que el principal y más lamentable motivo por el cual no nos es posible dar voz a los niños es por qué en nuestra infancia nosotros tuvimos muy poca o ninguna voz. No tenemos registro emocional de haber sido escuchados, respetados y amados como nosotros necesitábamos serlo. Nuestros padres nos han dado en la medida que ellos recibieron.
Estar presentes con nuestros hijos y tener una buena conexión emocional con ellos puede parecer en un principio fácil. No obstante, muchos de los problemas y conflictos que tenemos con nuestros hijos pequeños y adolescentes son precisamente por esa falta de conexión y presencia.
Necesitamos controlar a los niños para no descontrolarnos emocionalmente nosotros, los adultos. Cuando no podemos controlar nuestras propias emociones es cuando necesitamos ejercer más poder y control sobre las actitudes y emociones de los demás, especialmente de los niños.
Lo más importante no es cómo de motivado esta alguien si no cómo ese alguien se motiva. Hay la motivación intrínseca (que viene de dentro de uno mismo) o la motivación extrínseca (la que alguien provoca desde fuera con algún tipo de recompensa, premio, alabanza, nota…).
La infancia que cada uno de nosotros ha tenido y ha vivido deja su huella al caminar. En ocasiones somos clones de papá o mamá: hablamos como ellos, nos comportamos como ellos, incluso podemos llegar a pensar cómo ellos…
Cuantas veces nos sentimos incomodas/os cuando vemos que nuestros hijos pasan largos ratos jugando con su tablet o viendo películas o simplemente haciendo zapping…
Pensamos que el problema está con la televisón o la tablet y no nos damos cuenta
¿Por qué creemos que hay que limitar a los niños?
Muchos adultos seguimos creyendo que los niños necesitan límites, pensamos que si escuchamos, respetamos
El sentimiento de culpa no nos ayuda, nos encadena.
Poder llegar a ser la madre que cada uno de nuestros hijos necesita que seamos no es tarea fácil y en ocasiones incluso podemos llegar a sentir culpa si no cumplimos con las expectativas que nos proponemos.
A veces intento imaginarme como reaccionaría una persona que hubiese crecido en otro planeta, en el cual a nadie se le hubiese ocurrido pegar a los niños. Quizás algún día gracias al progreso espacial, se podrá viajar de planeta a planeta
Quiero dar voz a esos niños y niñas muy sensibles al ruido, a la gente, a las etiquetas de la ropa, a las costuras… Seguiré dando voz a esos niños tan motrices y con una gran necesidad de movimiento, a esas niñas tímidas, a los que necesitan su tiempo para adaptarse a los cambios,
¿Por qué, en el fondo, seguimos necesitando que los niños nos obedezcan?
Muchos/as de nosotros queremos relacionarnos más amorosa, pacífica y respetuosamente con nuestros hijos y niños en general.
Para poder criar a nuestros hijos de la forma en que la Naturaleza y la Vida misma lo programó, estableció y diseñó, primero tenemos que poder conectar con nuestras propias necesidades no satisfechas y luego averiguar qué es lo que un niño realmente necesita.
Hoy necesito hablar sobre la importancia y el poder que tiene, sobre nuestros hijos y niños en general, el hecho de nombrar los hechos reales y los sentimientos que realmente tenemos dentro.
Llevo ya mucho tiempo dándole vueltas al tema de las posesiones y al hecho de dejar/prestar “nuestras” cosas. Hay mucho escrito sobre este tema: Se dice que a los niños pequeños les cuesta mucho dejar “sus” cosas o por lo menos entender ese concepto.
Muchos pensamos que estamos criando con conciencia, con respeto y apego. Y que estamos satisfaciendo las necesidades de nuestros hijos pero el comportamiento de nuestros hijos, en ocasiones, nos demuestra todo lo contrario.
Muchos pensamos que estamos criando con conciencia, con respeto y apego. Y que estamos satisfaciendo las necesidades de nuestros hijos pero el comportamiento de nuestros hijos, en ocasiones, nos demuestra todo lo contrario.
Llevo unos días, por no decir unos meses, que me estoy preguntando muchas cosas sobre la madre que soy y la que quiero llegar a ser o la que mis hijos necesitan que sea. Es tanto el peso y la influencia que ejercemos en nuestros hijos como madres
Cuando nos planteamos cambiar nuestra forma de crianza o nuestro estilo de «homeschooling» muchas veces decidimos soltar: no ser tan rígido, estricto, no poner tantos limites, no dirigir tanto, ser más tolerante, más complaciente…
Muchos tenemos la impresión de que sino forzamos a los niños o no les motivamos