Quizás tengas la sensación de que en tu infancia no hubo casi violencia, ni maltrato y que no tuviste que reprimir emociones… No obstante, te pregunto:
- ¿Sueles perder el control con tus hijos?
- ¿Gritas o te enfadas con facilidad?
- ¿Eres insegura y te cuesta tomar decisiones?
- ¿Necesitas controlar las situaciones o las personas? La inseguridad nos hace necesitar controlar ya que cuando controlamos nos sentimos seguras/os.
- ¿Necesitas de la aprobación de los demás, especialmente de tu madre o tu pareja?
- ¿Qué te pasa a ti cuando los demás o tus hijos no te satisfacen?
- ¿Qué te pasa a ti si ves violencia o agresividad en tus hijos?
Viéndonos cómo somos y actuamos como padres y madres (cómo tratamos y satisfacemos a nuestros hijos) y cómo nos comportamos con nuestras parejas y demás adultos, podremos saber si en nuestra infancia tuvimos que reprimir muchas emociones de rabia, enfado, frustración, impotencia o si vivimos situaciones de miedo y confusión.
Un niño que ha sido amado como él necesitaba y fue respetado y tuvo sus necesidades más básicas satisfechas, siendo adulto (madre o padre) no tendría la necesidad de expresarse hostilmente ni se descontrolaría ya que no habría dichas emociones y vivencias reprimidas.
Recuerda que todas tus reacciones emocionales automáticas vienen de necesidades no satisfechas además son un grito DESESPERADO de amor, mirada y reconexión con el otro, ya sea tu pareja, tu madre, o tus hijos.
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¿Eres insegura y te cuesta tomar decisiones? si últimamente me he dado cuenta de lo insegura que soy
¿Necesitas controlar las situaciones o las personas? siempre he sido controladora, hermana mayor a veces asumiendo rol de mama de mis hermanos y de todo el mundo….
La inseguridad nos hace necesitar controlar ya que cuando controlamos nos sentimos seguras/os.
Sí, sí y sí a todo.
Desde que me he dado cuenta que mi hija mayor con 15 años había empezado a sufrir, sufro de ansiedad, obsesiones y ataques de pánico, hace tiempo que busco respuestas, precisamente para no cometer errores con mis hijas, pero se ve que no lo he hecho todo lo bien que debía, por lo que me culpo,
María, siempre estás a tiempo para empezar a hacerlo mejor. Te mando un abrazo.