Lo primero y más importante es tener en mente que el aprendizaje natural (la forma en que aprende y lo que aprende) de un niño libre (un unschooler) no se va a parecer en nada al aprendizaje dirigido tanto de casa como de la escuela. Cuando el aprendizaje es dirigido primero les mostramos herramientas, luego les enseñamos cómo usarlas y por último les ponemos en situaciones (la mayoría de las veces no reales) donde tendrán que utilizarlas. Las herramientas pueden ser las letras (lecto-escritura), los números (mates), la historia… Resumiendo, lo que solemos llamar asignaturas no son más que herramientas para obtener la información que deseamos. El aprendizaje natural (unschooling) funciona precisamente al revés. Primero se interesan por algo, quieren saber más, comprender más, entender más … y luego usan lo que sea (herramientas) para su objetivo (aprender). Aprender es la consecuencia y el efecto secundario de vivir, explorar, averiguar…
Dicho esto, podremos ver que los niños aprenden jugando, mirando una peli/documental, (mi hija, Ainara, descubrió que le interesaban mucho los planetas y todo lo relacionado con la tierra gracias a ver una peli del Principito), con el ordenador, hablando, preguntando, visitando, manipulando, cocinando, saltando, corriendo… explorando lo que les interesa. Eso no se parece en nada a nuestro concepto de aprender. No se parece en nada a la escuela ni al aprendizaje formal. Cuando nuestro hijo/a un día quiere aprender algo más académico (que se parece a la escuela – que tiene un nombre – asignaturas) es cuando pensamos: «el unschooling sí funciona». Para el niño no hay ninguna diferencia entre el aprendizaje-juego y/o el aprendizaje-escuela. Sólo son diferentes caminos para un mismo fin. Es a los adultos con mentes escolarizadas a los que nos cuesta verlo así.
«Es que se aburre mucho, no le interesa nada. No coge/usa los materiales, libros… Sólo quiere ver pelis». Nosotros (los adultos) no nos sentamos con montones de libros, material científico, instrumentos electrónicos, juegos educativos, cartas, juegos de mesa, manuales… para hacerlos nosotros sólos, ¿verdad?. Entonces por que deberían ellos hacerlo. Muchas veces un interés (el disfrutar de/con algo) no sólo viene de la «cosa» en sí sino de poder compartirla con alguien. Mi hijo mediano le apasionan los dinosaurios y todo lo que tenga que ver con ellos: su tamaño, su dieta, el lugar de procedencia, cuando existieron, por qué se extinguieron, cuando, si los humanos y los dinosaurios compartieron la tierra… Él explora todo esto conmigo, su padre, su hermana mayor, amigos, otros adultos… nos hace preguntas, vemos documentales juntos, leemos libros, vamos a buscar libros a la biblioteca, juega con reproducciones de goma, nos viene corriendo con algo que se le acaba de ocurrir, vamos a museos… Todo esto ocurre por qué tiene con quien compartirlo y con quien hablar de ello. Y por que nosotros también mostramos interés por lo que le gusta.
Sólo querer ver tele (pelis) es una señal de que ocurre algo. Es el síntoma no la causa. Como ya comenté en la entrevista que me hizo Joan ya hace algún tiempo, si un niño sólo quiere ver tele es que no tiene nada más interesante que hacer. En nuestras manos está el mostrarle y hacerle la vida interesante y divertida para que pueda explorar y descubrir lo que le interesa y/o apasiona. La tele no debería ser más que otra opción. ¿Por qué aprender de libros lo vemos mejor? Antes de que existiera la tele o incluso la radio la gente utilizaba los libros para escapar de sus vidas. La lectura era su único modo de evasión. Sinceramente, yo misma en alguna ocasión también me he escondido detrás de un libro. Como ya he dicho en otros escritos, nosotros no tenemos tele conectada a la red. Pero sí tenemos un disco duro con montones de pelis, canciones, fotos y documentales (casi todo está en inglés). Les queremos proteger de la publicidad y de contenidos que consideramos nocivos y con muchos intereses económicos que inducen a consumir. La tele convencional utiliza mucho a los niños para fines consumistas. En el fondo quieren que todos pensemos y hagamos lo mismo pero este ya es otro tema. Quizás algún otro día escriba algo sobre ello. Nuestros hijos tienen libre acceso a ese disco duro y os puedo asegurar que hay días que ni se acuerdan de el. Lo utilizan como una actividad/recurso más con que divertirse, entretenerse, aprender… Muchas veces es ideal para los momentos de tranquilidad. Y os puedo asegurar que algunas veces que yo he querido que estuvieran quietecitos y calladitos mirando algo (mientras yo leo o escribo) no han querido y han preferido jugar en el patio, mirar libros, construir con lego, modelar con barro, hacer rompecabezas, jugar a cartas, escribir algo, incluso han cogido materiales didácticos como las regletas cusinier o algún que otro material Montessori de mates. Hoy mismo estaba escribiendo esto a la hora de la siesta. Estaba sentada en el sofá con Naikari a mi lado dormidita y Urtzi me ha pedido que jugara con el al ajedrez, le he dicho que por favor me dejara escribir un poco más pero el pobre tenía muchas ganas de jugar conmigo y hoy no ha querido ver la peli que Ainara miraba. Finalmente he jugado a cartas con él. En cuanto Ainara nos ha visto enseguida ha venido y ha comentado que ella también quería jugar. Ya veis pudiendo ver tele han preferido jugar a cartas conmigo. Y aquí estoy a las 3 de la madrugada escribiendo esto.
«Si les dejará escoger y tuvieran libre acceso los mios se pasarían el día en la tele». A quien piense esto, yo le diría que no sabe lo que harían si tuvieran libre acceso por que, de hecho, no lo tienen. Quien dice esto sólo sabe cómo se comporta un niño que tiene limitado el rato que puede ver «audio». Hay padres o madres que han levantado los limites durante una o dos semanas y luego dicen: «ves se pasa horas viendo pelis, no le interesa nada más». Eso es por que no se acaban de creer que el limite ya no existe. Algo que fue limitado, prohibido… tiene mucho valor para un niño. Si le acompañamos y estamos presente: jugamos con el/ella, le proponemos cosas, actividades y luego le dejamos escoger, seguro que el tema tele/audio deja de ser un «problema». Como he dicho antes nosotros usamos un disco duro. Allí todo ha pasado por un «filtro» antes de que ellos lo vean. Si tenéis tele conectada a la red y os preocupa lo que ven, quizás sea el momento de plantearse cambios. Nosotros quitamos la tele hace más de 5 años por que no nos parecía coherente limitarla si no nos gustaba. Es cómo no darles a tus hijos X para comer pero luego los padres si se lo comen. Se puede tener material audio visual: pelis, dvds, documentales donde sí puedan escoger. Así lo hacíamos nosotros cuando había tele en casa. Escogían de la estantería. Cuando se levantan limites hay que esperar que recuperen el tiempo perdido y luego todo fluye. No transmitirles esa inquietud y sobre todo mostrar interés por lo que ven y/o hacen. Necesitan su tiempo. Tienen que asegurarse de que va en serio y que si no ven tele ahora sí la podrán ver luego o mañana o cuando, ellos, quieran. Hay personas (adultos y niños) que aprenden mucho mejor viendo algo en un documental que leyéndolo de un libro. Soy muy crítica con la tele convencional (incluso radical) pero he aprendido a ver el audio como una herramienta más. Urtzi cuando ve algo muchas veces no esta quieto en el sofa. Necesita moverse, ir de aquí para allá, botar en el sofa, se pone a hacer un dibujo, hace puzzles…
«Ver pelis es perder el tiempo». Depende de qué pelis. Todo y eso me atrevería a decir que de todo se saca algo, incluso de un mal libro o una mala peli. Mientras son pequeños lo mejor es ver la tele con ellos. Así les podemos ir «traduciendo» lo que pasa si lo piden o lo necesitan. Si les gusta la querrán ver una y otra vez. Entonces quizás ya no nos necesiten. No obstante, nosotros preferimos estar presentes cuando ven algo. Yo leo, escribo, coso, juego con la pequeña… estoy cerca por si acaso. Otra cosa es que la peli no sea adecuada para su edad o que sus valores (el mensaje no sea el apropiado). No quiero entrar ahora en recomendar o criticar/rechazar nada en concreto. Lo dejo para otro articulo y otro momento. Cada familia tiene su criterio sobre este tema. Sólo os digo que antes de que ellos vean algo primero lo hemos visto nosotros (casi siempre). Mis hijos han descubierto muchas cosas interesantes al ver pelis: los planetas, la tierra, la luna, monumentos de otros países, otras culturas, otras lenguas, otras costumbres, animales, otros idiomas, hechos históricos, formas distintas de vivir la vida, profesiones, hobbies y un largo e.t.c
«¿Y cuando están en casa de alguien?». También les acompañamos e intentamos que el contenido sea el adecuado. A las casas que solemos ir (familiares/amigos) ya saben un poco como somos y como y qué pensamos al respecto, entre todos intentamos respetarnos al máximo. No obstante no me preocupo en exceso. Veo que ellos van teniendo su propio criterio y saben distinguir, ver, comparar, evaluar… Ya nos han hecho algún que otro comentario.
«Me gustaría que leyera más, escribiera más… sólo quiere salir a fuera a jugar». En unos cuantos años ya no saldrá a jugar por qué será mayor. Sea lo que sea lo que los niños obtienen del juego lo obtienen de niños. Si la naturaleza lo ha previsto así es por alguna buena razón. Necesitan jugar ahora, luego será demasiado tarde. Tienen toda la vida para leer y escribir. Sólo tienen el ahora para jugar. Los niños tienen la edad que tienen por alguna razón. Necesitan tener 3 años para prepararse para los 4 y tener 8 para prepararse para los 9.
De pequeños (hasta los 7/8 años ) el juego debería ser (y si les dejamos es) su principal actividad. Un pre-adolescente ya no quiere ensuciarse las manos de barro a no ser que sea haciendo cerámica. ¿Para qué necesita saber las letras un niño de 3/4/5 años?, ¿Qué utilidad le van a dar a el ahora?. Repito, tienen toda la vida para aprender a leer y/o escribir. ¿Qué es lo que realmente necesitan saber ahora que no sepan ya?
Quizás no somos capaces de ver qué es lo que un niño ve y obtiene de ensuciarse de barro, trepar árboles, construir con lego, jugar a muñecas… pero debemos confiar que eso que le fascina e interesa es exactamente y precisamente lo que necesita hacer ahora para prepararse para lo que vendrá luego. Para ellos es valioso. El juego es muy importante y necesario.
6 comentarios en “¿Y si sólo quieren jugar o ver la tele todo el día?”
hola Yvonne, hace rato quería hacerte un comentario acerca de algo que te escuché decir en uno de los videos con María José que me ha marcado fuertemente y felizmente!
Fue una pregunta que hiciste y no dejé pasar ya que tenía mucho que ver con nosotros como familia y nuestra manera de ver la vida. Recuerdo algo así como «¿Qué pasaría si dejáramos a los niños jugar todo el tiempo que ellos quieran?» Y me dije, sí! qué pasaría? nada malo puede pasar! Pero tomé consciencia de que, a pesar de defender el juego como motor de vida y aprendizaje, como padres muchas veces dejábamos filtrar esa sensación de que «no puede estar jugando tooodo el tiempo, «algo» más debería hacer» y en esos momentos era cuando precisamente entrábamos en crisis en nuestro camino unschooling. Decidí tomar tu pregunta como guía y a partir de ahí el desafío fue dejarlo jugar tanto como quisiera y aprender nosotros de ese juego a la vez.
Además de comprobar de que esa necesidad de juego parece nunca lograr saciarse, no hay fin, siempre quiere más! (sólo el cansancio nocturno o el hambre lo interrumpe). Logré aprender a confiar cada vez más en el juego y eso me llena de gozo. Se ha transformado en un espacio sagrado del que nuestro hijo es plenamente consciente y que defiende con argumentos bien plantados. Lo que el juego a tiempo pleno ha provocado en su crecimiento es maravilloso, es una fuente inagotable de inspiración, creatividad, aprendizaje, exploración y alegría que contagia a toda la familia y convoca a otros niños a su vez.
Podría decir mucho más, pero lo que quería era compartirlo con vos y agradecerte, porque esa pregunta en apariencia sencilla fue la que me empoderó para hacer de esta elección de educación y crianza algo más fascinante aún.
Un abrazo desde Argentina: Fabiana Polenta
Fabiana, no sabes como me alegra tu mensaje… La verdad es que si la naturaleza diseño que los niños jueguen y jueguen… De hecho si les damos esa libertad lo que van a escoger en la primera infancia la mayor parte del tiempo será jugar y hablar… Con el juego he visto maravillas en casa con nuestros 3 hijos y también en otras familias en donde hay libertad para jugar… Con el juego llegan a comprender cómo funciona el mundo y cómo nos comportamos en él, internalizan conceptos nuestros… Te has fijado que muchas veces juegan a cosas que son absolutamente necesarias para la vida: cocinitas, médicos, construir, comprar y vender, ser padres y madres, deportes, oficios varios… en el juego simbolizan todo lo que ven y lo integran… En fin, el juego es su principal herramienta ahora.
¿Qué edad tiene vuestro hijo? Me alegro mucho que esa «inocente» pregunta te conectará…
Un abrazo.
Te cuento que nuestro hijo tiene ahora 7 años. Recuerdo que en el video del que te hablo, también comentabas lo que decís acerca de simbolizar lo que ven en su vida cotidiana y fue justamente eso lo que me llevó a comprender que debía relajarme y permitirlo ser. El primer replanteo fuerte fue en una época en la que veníamos, con su papá, con un firme propósito de inculcar la no violencia cuidando mucho siempre las influencias externas, sobre todo la de los adultos y la TV. Pero fue traumático cuando empezamos a ver su necesidad incontrolable de jugar a la muerte con armas y nos dimos cuenta de que no bastaba nuestra postura, que había algo que se filtraba a nuestro pesar. Tuvimos que replantearnos mucho y mirar qué ocurría en nuestras vidas y todo se iluminó. Claro! Somos nómades, viajamos mucho y convivimos con diversas culturas. En ese momento estábamos viajando por países donde se veían armas por todos lados, a nosotros mismos nos costaba mucho comprender y asimilar esa realidad, de modo que comprendimos que para él era mucho más difícil aún! Las respuestas a los eternos «por qué?» no bastaban ni eran lógicas ya que se contraponían a lo que vivíamos en verdad, de modo que el juego fue su salvación y nuestro aprendizaje.
Y seguimos aprendiendo y maravillándonos con lo que despierta el juego, lo que resuelve, lo que genera, tanto en él como en nosotros mismos. Es una herramienta maravillosa para la vida.
Gracias Yvonne!
Te abrazo fuerte.
La verdad que cada vez que me informo más de la decisión de sacarlo de la escuela tradicional, mayor es la gratitud… Gracias por compartirlo porque sinceramente mi nena tiene 5 añitos para seis, y ella me dice .. Cuando le digo ¿Qué le gustaría hacer, aprender? Y ella me dice mami quiero jugar!!!!! Y si debo confesar que de primero me costaba muchísimo porque me desesperaba porque no quería hacer ninguna actividad, hasta que buscando testimonios de unschooler, me quedé más tranquila.
Lidia, bonita… Con 5 añitos tu hija necesita jugar la mayor parte del tiempo… Un abrazo.
Yvonne Gracias por tu enseñanza, en mi caso tengo mellizas de 4 años, en el fondo de mi corazón sé que quiero no escolarizar, pero aún no tomo la decisión, y es que mi deseo de estructurar una programación académica Asís es en casa es muy grande, yo misma he dicho a veces: » noooo, pero taannn libre tampoco , porque entonces cuando aprenderán disciplina» y cuando te leo diciendo que deberíamos dejar jugar al niño a su gusto , me desborda…. pienso que hago si yo no quiero jugar? Que hago si no puedo acompañar porque me ahoga? Es como si al no tener una estructura académica no me queda nada de que sostenerme…. sé que el problema soy yo…. pero como se hace?