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Esta idea “infantilizada” de que mamá algún día se sentirá orgullosa de nosotros, que nos valorará e incluso se dará cuenta de muchas cosas y se disculpará por ello, puede perseguirnos el resto de nuestra vida y atormentarnos. Ese vacío emocional nos habrá dejado totalmente dependientes de su aprobación.
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Estaremos mucho más pendientes de ella y de sus necesidades que de las nuestras. Al igual que hacíamos de niñas esperando agradarla y necesitando de su amor, mirada y atención desesperadamente.
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De niña creíamos que si mamá no nos amaba, ni nos trataba como legítimamente necesitábamos era porque no éramos merecedoras de su amor..
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De niños no podemos pensar que nuestra madre es inmadura emocionalmente, que es controladora o abusiva, que le cuesta estar presente y necesita estar en el hacer para no sentir.
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De niñas no podemos dejar de querer a mamá, dejamos de querernos a nosotras mismas.
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Pensamos que el problema está en nosotras ya que desde la realidad biológicamente (desde el diseño humano original), una madre debería, no solamente, tener la capacidad de dar y amar incondicionalmente a sus hijos de forma natural, sino también desear hacerlo. No obstante, muy probablemente, nuestra madre tampoco obtuvo lo que ella necesitaba de su propia madre, nuestra abuela, ni nuestra abuela de su madre. Esa carencia transgeneracional deja un vacío tremendo en nosotras. Ese gran vacío nos duele en el alma y en el corazón.
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Esa falta de mirada, de atención, de valoración, de aceptación y de amor incondicional de mamá nos dejó dependientes emocionalmente de ella y de su amor. Buscaremos ese amor de forma desplazada y desesperada en nuestras parejas y demás personas. Perpetuaremos este abuso emocional una generación más sobre nuestros propios hijos.
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“Suplicaremos” ser amadas y miradas. Y cuando no sea así nos sentiremos desesperadas, abandonadas, vulnerables e infelices.
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No obstante, ese vacío ya nadie lo podrá llenar más que una persona. ¿Y sabes quién es?
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Nosotras mismas. TU MISMA. Es urgente maternarnos. Maternar a nuestra niña interior herida. No puede seguir sola y abandonada dentro del cuerpo de la adulta. Esa niña dominará tu vida si no la amas y atiendes cuanto antes. No puedes abandonarla tu también.
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Ya no somos esa niña necesitada, desamparada, sola y triste. Quizás recuerdas bellos momentos con tu mamá, quizás por mucho que lo intentas no te viene ninguno, quizás tuviste una madre violenta, o depresiva y enferma, o alcohólica, quizás la tuya se victimizaba y se quejaba por todo. Quizás la tuya era de las perfeccionistas y que están todo el día en el hacer y nunca tuvo tiempo para jugar contigo, para hacer un puzzle juntas, para leerte cuentos largos, para pasear y hablar a solas, para acompañarte y celebrar tu primera menstruación, para hablarte de sexualidad, para ayudarte en los deberes, para dormir contigo, para hacerte masajes antes de dormirte…
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Quizás siempre había algo más importante que hacer y atender que simplemente estar presente contigo. Hoy de adultas, seguimos teniendo la idea infantil de que mamá algún día SÍ nos aceptará, SÍ se sentirá orgullosa de nosotras, SÍ nos escuchará y respetará, SÍ valorará alguna de nuestras decisiones.
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Muchas nos decimos infantilmente:
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“Algún día mamá SÍ me amará, y me lo demostrará, cómo yo realmente necesito”.
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Es vital dejar de esperar ese día. Esa ilusión hace que estemos todo el tiempo pendientes de agradarla o de no disgustarla, ni molestarla. Estamos más pendientes de qué le molesta a mamá o qué le gusta a mamá que de nosotras mismas o de nuestra pareja e hijos… Hemos pasado a un segundo o tercer plano ya de por vida.
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Dejamos, incluso, de valorarnos a nosotras mismas. Dejamos de gustarnos, de escucharnos, de sentirnos… Seguimos siendo “una niña mirando a mamá”. Y ya sabemos que mientras “miramos” a mamá siendo adultas, “abandonamos” a nuestros hijos, “abandonamos” a nuestra pareja y nos “abandonamos” a nosotras mismas, todo pasa a un segundo plano. Lo sacrificamos todo para seguirle siendole fiel a mamá.
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Es vital y urgente deshacernos de esa idealización y aceptar que todo ese amor incondicional (de mamá) lo necesitaba desesperadamente la niña de 5 años, la de 10 años, la adolescente de 15 años y la joven de 20. Hoy la adulta de 30, 40 o 50 años no debería estar aún necesitando “ese” amor o esa mirada de mamá. Si lo hubiésemos recibido, hoy no lo estaríamos suplicando. Lo seguimos “pidiendo” porque nunca lo obtuvimos y estamos hambrientas, vacías, necesitadas y desesperadas.
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Si mamá no te pudo dar lo que legítimamente te pertenecía cuando realmente más lo necesitabas es muy probable, más bien imposible, que pueda hacerlo hoy. Si tuviera esa capacidad de dar y amar incondicionalmente ya lo habría hecho hace tiempo.
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No es el amor de mamá el que te salvará hoy. Ya es tarde para ello, sino el tuyo propio. Perdiste el tuyo propio al no recibir el de mamá. Pensabas que no eras merecedora de su amor. No dejes de amarte tu también, por favor te lo pido.
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ERES MARAVILLOSA Y SIEMPRE LO FUISTE, SIMPLEMENTE MAMÁ NO PUDO VERLO NI DEMOSTRARTELO Y TU LO OLVIDASTE.
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Ámate, acéptate, escúchate, respétate y date el permiso para SER quien realmente viniste a SER a pesar de todo lo demás, incluso a pesar de mamá.
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Dime, ¿aún estás esperando a mamá?
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Recuerda: Eres maravillosa y siempre lo fuiste. Repito, siempre lo fuiste y sigues siéndolo.
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Te mando un grandioso abrazo bonita.
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¿Necesitas dejar de depender emocionalmente de tu madre? ¿Necesitas sentir paz y armonía en tu vida? ¿Tu madre te lastimó y aun así necesitas de ella? Puedo ayudarte.
2 comentarios en “ALGÚN DÍA MAMÁ CAMBIARÁ Y ME QUERRÁ Y VALORARÁ COMO YO NECESITO”
TE AME DESDE QUE TE CONOCÍ, A TRAVÉS DEL PODCAST DE SE REGALAN DUDAS, MI VIDA HA CAMBIADO, ESE DÍA, LLORO LA NIÑA DESCONSOLADA Y SURGIÓ LA MUJER, ENTENDÍ MUCHAS COSAS Y COMO DICES ME ESTOY HACIENDO CARGO, CONSOLÉ A DIANITA Y LA ABRACE, YA NO HAY LAGRIMAS DE LA INFANCIA, AHORA VEO A MI MADRE Y LA AMO A PESAR DE TODO, ELLA HA SUFRIDO MAS QUE YO, YO SIENTO QUE AL ENCONTRAR MI HERIDA ME ESTOY HACIENDO CARGO DE SANARLA, GRACIAS INFINITAS, TE SIGO EN LA DISTANCIA Y CON UN PROFUNDO AGRADECIMIENTO
Diana, te abrazo a ti y a Dianita…