La rueda de necesidades e intereses de Yvonne Laborda

En este artículo extenso pero de gran valor quiero contarte la historia completa acerca de cómo surgió y cómo logré implementar en nuestro casa,  la RUEDA DE NECESIDADES E INTERESES. 

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Hoy necesito contarte la historia completa acerca de cómo surgió y cómo logré implementar en nuestra casa,  la RUEDA DE NECESIDADES E INTERESES.

Nota: Al final de este artículo he añadido varias preguntas frecuentes que me llegaron después de escribirlo.  

Todo empezó en 2010, cuando nuestra hija menor, Naikari, tenía más o menos 1 añito. Urtzi tenía 3 años y Ainara 5 años. Recuerdo que yo les proponía a veces, algunas actividades para hacer los 3 juntos conmigo y hasta entonces era fácil estar con los 3 a la vez, por ejemplo, para comer, para jugar en el jardín, ducharse, bajar al huerto, ir a la piscina, playa, campo, río, hacer una manualidad pintando, ayudarme en la cocina… Cada uno tenía su forma de ser muy diferenciada y única, pero había muchos momentos que hacíamos cosas todos juntos fácilmente.

Ainara siempre ha sido bastante más intelectual, Urtzi mucho más físico y motriz y Naikari es la más artística, creativa y la investigadora de la casa. También es muy motriz. No obstante, siempre encontraba algo que les gustará o motivará a los 3 para hacer juntos.

Cuando Ainara cumplió los 5 años noté y observé un gran cambio en ella. Algo que no sabría describir exactamente, es como que de repente maduró y dejó de ser “la bebé mayor” de la casa y muchas de sus necesidades, intereses, y sobre todo sus ritmos, diferían mucho de los de sus hermanos, y ya no era “tan fácil” hacer cositas y actividades con los 3 a la vez. En esa época, al darme cuenta de esto, es cuando pensé en estás dos ideas-frases que hoy me caracterizan e identifican tanto y que se han convertido en mi lema, y por las que muchas personas me conocen y reconocen. Una de ellas es la siguiente:

“Llegar a ser la madre que cada uno de nuestros hijos necesita”.

La madre que Ainara (una niña intelectual, comunicativa, independiente, sociable, extrovertida…) necesitaba, nada tenía que ver con la madre que Urtzi (un niño motriz, activo, algo tímido, introvertido, prudente, ingenioso…) necesitaba o Naikari (una niña creativa, investigadora, salvaje, intensa, física, habladora, segura…) necesitaba. No se trataba de ser una “buena” madre haciendo esto o lo otro. Evitando esto o lo otro. Cada uno de mis hijos necesitaba y sigue necesitando cosas distintas de mi. Y el día que me di cuenta de esto fue cuando me propuse:

«Llegar a SER la madre que cada uno de ellos necesitaba y no solamente la madre que YO deseaba ser, sino la que verdaderamente ELLOS necesitaban y que tanto merecían tener».

Y la otra frase que tanto me caracteriza es la siguiente, cuando me dije a mi misma que haría todo lo posible para:

«Permitir que cada uno de nuestros hijos pudiera convertirse en quien verdaderamente había venido a ser»

Ofrecer las mismas actividades a todos no siempre les hacia bien. No les permitía fomentar e indagar y potenciar en lo que realmente deseaban, querían, les apasionaba o necesitaban.

Tenían diferentes gustos, diferentes intereses, diferentes necesidades, diferentes talentos, diferentes deseos y, sobre todo, muy diferentes ritmos.

A cada uno se le daban bien cosas distintas, disfrutaban con actividades distintas y se interesan por cosas muy distintas. Observar, identificar, aceptar y respetar todas y cada una de esas diferencias, necesidades e intereses es lo que hoy les está permitiendo llevar a cabo, potenciar y desarrollar sus verdaderas pasiones, dones, talentos y seguir probando, cambiando, aprendiendo, des-aprendiendo, re-aprendiendo y escuchando su propio cuerpo, su mente y su corazón.

Darnos cuenta de esto es lo que nos llevó a no querer llevar a nuestros hijos a la escuela formal.

Desde que nacieron los he observado mucho a los 3 individualmente, y también a los demás hijos de mis amigas y niños en general. No puedo evitar mirar y observar un niño cuando lo veo por la calle o en cualquier lugar público. Me fijo en su cara, sus gestos, su mirada, su energía, su vitalidad… En todo lo que puedo y más. Y también, en cómo los adultos a su cargo le hablan, le acompañan y le tratan. Simplemente no puedo evitarlo… Supongo que será “defecto profesional”.

Mi especialidad como terapeuta humanista y autora del libro “Dar Voz al Niño” es precisamente la influencia que tienen la vivencias y experiencias de nuestra infancia y adolescencia en la persona adulta que nos convertimos (especialmente y concretamente, la madre o padre que somos). La infancia y adolescencia marca e influencia tanto la vida de una persona…

«Nuestro mayor propósito de vida debería ser permitir que cada niño pueda convertirse en la persona  que verdaderamente ha venido a ser».

A veces pienso que me he convertido en una “investigadora” y observadora “compulsiva” de los niños y adolescentes, además de mi pasión por la psique humana. Me apasiona todo lo relacionado con el desarrollo y comportamiento humano (especialmente en los niños), y como nuestras experiencias tempranas afectan el resto de nuestro ser.

También me interesa y apasiona el aprendizaje autónomo no dirigido, el juego libre, natural y espontáneo, la evolución humana en general, la biología humana y la psicología humanista y espiritual. Observar la conducta de los niños, su movimiento, sus gestos, sus necesidades, su sentir… Todo esto se ha convertido en una “obsesión-pasión” para mi.

Los niños son milagros de los que todos deberíamos aprender.

Los niños pequeños son pura vida, pura energía, pura vitalidad, son tan auténticos y únicos. Son puro amor, son el verdadero milagro de la vida misma… Tendría que haber un bebé, un niño pequeño de entre 5 y 9 años y un adolescente en cada casa de por vida… Su entusiasmo, su fuerza y vitalidad (si no se la apagamos) y sus ganas de explorarlo todo, preguntarlo todo, cuestionarlo todo, probarlo, observarlo todo, sus ganas de vivir y su capacidad de aprender de todos y de todo se contagia.

«Sería maravilloso poner más atención en APRENDER de ellos y no tanta en querer ENSEÑARLES…»

Ver cómo crecen, cambian, se transforman, avanzan, evolucionan, aprenden, se equivocan, rectifican, se superan, hablan, se mueven, gesticulan, duermen, comen, juegan, comparten, investigan, se apasionan, preguntan…

No hay nada en este mundo que me fascine más que observar a un niño libre, protegido, respetado, escuchado, tenido en cuenta y amado incondicionalmente… Verlos moverse, trepar, apasionarse, sorprenderse, asombrarse, emocionarse, inspeccionar, mirar, hablarnos, preguntarnos, cuestionarlo todo, probarlo todo… ¡¡¡Es simplemente mágico!!!

Los niños únicamente necesitan de un ambiente lo suficientemente seguro con adultos responsables, comprometidos y sanos emocionalmente que les permitan simplemente SER quienes han venido a SER. Utilizar y practicar “La Rueda de Necesidades e Intereses” nos permite tenerles y tenernos todos más en cuenta.

«Acompañar a nuestros 3 hijos en su crianza, aprendizaje y crecimiento personal  es lo más grande, más importante y más apasionante que he hecho en mi vida  y que deseo no dejar de hacer nunca».

Esta observación intensiva, minuciosa y compulsiva diaria con nuestros 3 hijos y demás niños de nuestro entorno más inmediato, me llevó a darme cuenta que los niños de forma absolutamente natural y espontanea (si se sienten seguros y se lo permitimos y los respetamos) van cambiando de actividades y se van interesando por diferentes cosas a lo largo del día según se sienten, según el lugar dónde estén, según el momento del día y según con quien estén.

“La Rueda de Necesidades e Intereses” nos ayudará a acompañarlos más y mejor para poder también fomentar aquello que ya se les da bien de forma natural. O ayudarles a re-conectar con su verdadero ser esencial si están des-conectados o han estado muy dirigidos y les cuesta saber qué desean, qué les gusta o qué necesitan.

La Rueda de Necesidades e Intereses” nos permite observar, probar, ensayar, proponer sin imponer, cambiar, ajustar… cada actividad hasta encontrar lo que a cada niño le gusta, interesa, apasiona o necesita.

Si todos los niños pudieran tener esta experiencia (o parecida) de libertad y seguridad a la vez que fueran respetados, escuchados, acompañados y disfrutaran de la presencia y de la atención de un adulto amable y respetuoso algunos momentos a lo largo del día, cada niño podría estar totalmente conectado con su verdadero SER ESENCIAL.

«No es lo mismo AYUDAR A APRENDER que PRETENDER ENSEÑAR»

No es necesario estar muchas horas totalmente presentes con nuestros hijos o demás niños de nuestra vida. Con estar disponibles es suficiente en muchas ocasiones. Simplemente necesitan algunos momentos de presencia exclusiva  cuando ELEGIMOS estar por y para ellos por elección propia y no por obligación. Demostrarles que deseamos realmente estar y compartir con ellos de vez en cuando para que puedan conectar con su verdadero ser.

«Nuestra presencia (por elección y no por obligación)  es el alimento emocional para el alma infantil».

Darles nuestra presencia por elección y no por obligación les confirma:

  • Yo valgo
  • Yo merezco
  • Yo importo
  • Me aceptan
  • Me quieren tal y como soy

Qué maravilloso sería, ¿verdad? Lamentablemente, no siempre podremos acompañarlos y respetarlos así, pero sí podemos proponernos hacerlo en la medida de lo posible y cuando no podamos estar presentes podemos simplemente implementar y usar 2 de “Las 4 Raíces” que comparto en mi libro “Dar Voz al Niño”:  “Validar y Nombrar” su necesidad para que vean que sí les sentimos a pesar de no poder satisfacerles o acompañarlos. Es vital confirmarles que no están equivocados necesitando ni sintiendo eso que su cuerpo expresa. 

Si deseas profundizar en “Las 4 Raíces de Yvonne Laborda” para una Crianza más Consciente las podrás encontrar en el segundo capítulo de mi libro “Dar Voz al Niño”. También te invito a unirte a mi Club de Lectura en Instagram @darvozalnino.

Cuando me di cuenta de este hecho con nuestros hijos es cuando empecé a pensar en la forma que yo podría seguir acompañando y fomentando aquello para lo que cada uno había venido a ser y aportar al mundo. No siempre podía salir de casa cuando lo necesitaban, ni quedar con otras familias, o visitar lugares de su interés, o comprar lo necesario para una actividad de investigación concreta.

A medida que fueron creciendo es cuando pude observar y ser testigo de algunas de las consecuencias de vivir en una sociedad hecha por y para los adultos donde los niños no siempre son bienvenidos, ni respetados, ni escuchados, ni tenidos suficientemente en cuenta.

También pude experimentar en carne propia que algunas de mis necesidades quedaban siempre al final de la lista y eso me generaba mucho malestar. Ese malestar no me permitía ser la madre que ellos necesitaban. Proyectaba mi malestar interno sobre mi pareja en algunas ocasiones para “salvar” a mis hijos de alguna reacción emocional automática.

Darme cuenta de la importancia de satisfacer tanto mis necesidades legítimas, como las de papá y las de cada uno de nuestros hijos, fue lo que me llevó a buscar la manera de cómo seguir favoreciendo esto que antes (cuando eran bebés y más pequeños) ocurría de forma tan fácil y natural y que ahora ya no. Cuando nuestras necesidades no son satisfechas suficientemente durante bastante tiempo, es cuando sentimos malestar interno y dicho malestar puede traer conflictos o comportamientos no deseados.

Buscando una solución, y la mejor forma de gestionarlo, un día, hice una típica lista de las cosas que deseaba llevar a cabo ese día. Al terminar esa lista algo dentro de mi se ordenó e hice un enorme “click”. Me di cuenta de algo maravilloso y vital. Lo que diríamos en inglés: tuve un enorme “insight”.

Me vino la idea de hacer una lista para cada miembro de la familia con su ayuda. Luego vi que no se trataba de hacer una lista tipo de tareas a llevar a cabo e ir tachando a medida que las íbamos haciendo o acabando. Me di cuenta de que cada actividad en esa lista podía satisfacer una necesidad o interés diferente de cada uno de los miembros de la familia y no se trataba de “acabar” la lista, sino de hacer una especie de “rueda” con la lista de actividades (y no necesariamente en un orden concreto).

Ya sabemos que los niños suelen saltar de una actividad a otra con mucha facilidad y tranquilidad. No necesitan “acabar” nada para empezar otra cosita. Pueden dejar a medias 3 actividades y empezar una cuarta con total normalidad. Si no son obligados, forzados, juzgados, criticados o comparados pueden empezar mil juegos, mil proyectos, tener mil ideas y hacer mil preguntas y volver al lugar de inicio como si nada. Y esto es maravilloso.

Así es cómo cree la “Rueda de Necesidades e Intereses” (RNI) en casa para poder acompañar mejor a nuestros 3 hijos para que cada uno estuviera y se sintiera lo más satisfecho y en armonía posible a la vez que también teníamos en cuenta las necesidades e intereses de los demás miembros de la familia, incluidas mis propias necesidades e intereses y los de papá Andreu.

Más de una década después “La rueda” sigue formando parte de nuestro día a día. Nos ayudaba y nos sigue ayudando mucho en esos momentos de malestar, aburrimiento prolongado, falta de tribu, momentos de falta de presencia, mudanzas, cambios importantes, pequeñas crisis, días fríos o húmedos sin poder salir. “La rueda” se convirtió en un hábito, en una forma y filosofía de vivir cada día de nuestra vida casi sin darnos cuenta.

Me di cuenta de esto cuando un día, de forma totalmente espontanea y natural, Ainara me dijo algo sobre Urtzi, su hermano mediano, en un momento de tensión. Estas (más o menos) fueron sus palabras: 

“Mamá, creo que Urtzi necesitaría que le acompañes. No ha hecho “la rueda” esta mañana y no para de molestarnos, creo que está muy agobiado y aburrido o quiere estar contigo y no para de molestarnos, dile algo y llévatelo…”

.Wow… En ese momento me di cuenta que era verdad que Urtzi estaba muy inquieto, yo estaba ocupada y nada presente en ese momento. Ainara y Naikari estaban entretenidas haciendo sus cositas, haciendo “la rueda de actividades e intereses”.

En ese momento, me fui con Urtzi y cuando le sugerí hacer “la rueda” conmigo y le propuse algunas actividades de su interés, él pudo elegir algo y juntos, con MI presencia y atención, todo volvió a la paz.

Urtzi no solamente necesitaba hacer alguna actividad lo suficientemente divertida o interesante, sino que también necesitaba estar conmigo. Necesitaba de mi presencia. No obstante, solo mi presencia no fue suficiente para satisfacer su necesidad de juego, entretenerse, aprender, moverse, hablar, hacer… En este caso Urtzi necesitaba ambas cosas: estar conmigo y hacer algo divertido y entretenido.

Cuando son pequeños invito a hacer “la rueda” juntos (padres e hijos) y a medida que van creciendo, ellos ya se van organizando mucho más solos cada vez. Primero necesitarán nuestro ejemplo, nuestra guía, nuestra compañía y nuestra presencia.

Ese día Ainara le dio nombre a lo que yo llevaba tiempo implementando en casa sin darme ni cuenta “La Rueda de Necesidades e Intereses” (RNI).

Nosotros nos hemos mudado varias veces. Hemos vivido temporadas largas en Lleida, Escocia, Alicante, Barcelona… Vivimos, crecemos y aprendemos sin escuela tradicional ya que nuestros hijos nunca han estado escolarizados. Mi proyecto profesional (nuestro proyecto) nos permite trabajar desde casa online desde cualquier lugar del mundo. Desde el 2012 esto nos ha permitido viajar por Europa y cambiar de lugar de residencia cuando lo hemos necesitado o deseado. Siempre hemos vivido en casas lo más “childfriendly” posible (adaptadas a las necesidades de los niños) con algo de exterior, espacios amplios y luminosos. No obstante, nada es absolutamente “perfecto”. En muchos momentos hay falta de tribu o de lugares de interés, o de recursos suficientes, o el clima puede limitar las salidas…

“La rueda de necesidades e intereses” en casa nos ayudó muchísimo especialmente el año y medio que vivimos en Escocia en 2015. Los días eran súper cortos en invierno, a las 4 de la tarde ya era oscuro y llovía unos 320 días al año, algunos con mucho viento.

La RNI nos ha ayudado especialmente en momentos de “crisis”. Nos ayuda a ver y sentir mejor qué nos pasa (emocionalmente hablando) a cada miembro de la familia y qué necesitamos. Ayuda a mis hijos a identificar porqué se sienten así, a conocerse más, a respetar y empatizar más con los demás y les ayuda a tomar mejores decisiones a favor de sus propias necesidades e intereses y también a acompañar y ayudar a los demás miembros de la familia, e incluso a sus amigos.

Muchos conflictos entre hermanos, malestar general o refugio en las nuevas tecnologías (pantallas), por ejemplo, en ocasiones es debido a necesidades no suficientemente satisfechas o intereses y pasiones olvidados, reprimidos, anestesiados o negados por el malestar, la soledad, la falta de tribu, y demás necesidades no cubiertas. 

La RNI nos ha ayudado a escuchar más y mejor nuestro cuerpo, a saber identificar necesidades e intereses genuinos, a escuchar nuestro corazón y a conectar más y mejor con el otro a pesar de que las circunstancias no siempre sean las ideales.

Y, sobre todo, la RNI nos ha ayudado y permitido respetarnos más y mejor ya que cada cual necesita cosas diferentes, le interesan cosas diferentes y sabemos que esto es totalmente legítimo.

Hoy, más de una década después de implementar la RNI en casa y fuera de ella, nuestros 3 hijos ya adolescentes tienen “la rueda de necesidades e intereses” totalmente integrada en su día a día. La RNI ya forma parte de nuestra filosofía de vida junto con Los 7 Principios de la Crianza Consciente que nosotros practicamos y el aprendizaje autónomo no dirigido (unschooling) que nuestros hijos llevan a cabo.

Me asombra, por ejemplo, como nuestra hija Ainara organiza su propio día a día (es una adolescente unschooler). Es súper constante y disciplinada. Puede llegar a serlo incluso mucho más que yo y su padre en muchas ocasiones. Rompe algunos esquemas y cuestiona muchas creencias limitantes que tenemos algunos adultos sobre los niños y los adolescentes de que cuando a un niño se le respeta, escucha y permite ser él mismo y se le acompaña desde quien verdaderamente es y no se le dirige tanto en su vida, y se le permite tomar más sus propias decisiones y se practica un aprendizaje más autónomo y no tan dirigido…

Creemos que no van a ser responsables ni disciplinados, ni constantes y que no querrán o no desearan hacer nada. Es totalmente al contrario, un niño demasiado dirigido y controlado es alguien desconectado de su verdadero SER esencial y no sabrá identificar qué necesita, o le costará mucho más, no sabrá identificar o interpretar qué le pide su cuerpo. No deseará hacer cosas quizás, estará más aburrido y al estar desconectado quizás se refugie mucho más en las pantallas e incluso se rebelará y negará… Un niño respetado y escuchado está más conectado con su ser esencial y sabe mucho mejor qué desea, qué necesita, qué le interesa y cómo y cuando y de qué forma.

Simplemente se conoce más.

Pensamos que no será constante, que no tendrá disciplina, que no hará nada si no le obligamos, que no sabrá tomar decisiones. Os confieso que es totalmente al contrario. Cuanto más dirigido ha estado un niño menos conectado estará con su verdadero ser esencial y menos se conocerá. Por tanto, menos decisiones conscientes sabrá y podrá tomar posteriormente…

“La Rueda de Necesidades e Intereses” nos está ayudando a conocernos más, a respetarnos más, a escucharnos más y a tenernos todos mucho más en cuenta y finalmente nos permite

LLEGAR A SER Y CONVERTIRNOS EN QUIEN VERDADERAMENTE HEMOS VENIDO A SER

«Cuanto más escuchamos y respetamos a un niño más aprenderá a escuchar y respetar a los demás».

 

PREGUNTAS FRECUENTES SOBRE EL USO DE «LA RUEDA DE NECESIDADES E INTERESES»

 

¿Es necesario hacer “la rueda” cada día?

Yvonne responde: “La Rueda” es solamente una propuesta, para nada es algo que sea necesario hacer cada día y mucho menos convertirlo en una obligación para los niños o una obsesión para los padres. “La Rueda de Necesidades e Intereses” (RNI) es para hacernos la vida más agradable y no para añadir un factor de preocupación o estrés más.

“La Rueda” se podría comparar con el hecho de comer sano. Me explico, hay quienes dicen que cada comida del día debería ser equilibrada y para ello llevar su cantidad justa y adecuada de proteínas, hidratos de carbono, vitaminas, minerales…etc. No obstante, yo comparto la idea de que lo verdaderamente importante es el equilibrio en sí. Quizás un día de mucho calor comemos mucha fruta y verdura… (vitaminas y minerales) y muy poca proteína ya que con el calor no apetece tanto. No obstante, otro día después de hacer mucho ejercicio físico sí nos apetezca y necesitemos más proteínas e hidratos y comamos menos fruta.

Lo que verdaderamente importa es que semanalmente, mensualmente y anualmente nuestro cuerpo esté sano y equilibrado, ¿verdad? Qué comamos de todo un poco según nuestra dieta, ya sea omnívora, vegetariana, vegana… Si un día comemos más o menos de algo no es lo que marcará la diferencia. Con “La Rueda de necesidades e intereses” sucede exactamente lo mismo.

Lo importante es que tengamos en cuenta las necesidades más básicas, primarias y legítimas de los niños y adolescentes en general y en la medida de lo posible. Tales como: Las necesidades emocionales, de juego libre y espontaneo, las motrices y sociales, la necesidad de crear y explorar, de estar en contacto con la naturaleza, las intelectuales, las sensoriales, la necesidad también de calma y paz, de vínculo y presencia… etc… Además de también tener muy en cuenta sus intereses para poder ir satisfaciendo dichas necesidades.

Sus intereses podrían ser muy variados: Los animales, la tecnología, los deportes, la magia, la música, leer, escribir, cocinar, ir en bicicleta, nadar, los aviones y un larguísimo etc. Hay niños que se interesan por cosas distintas con mucha frecuencia y otros que mantienen el mismo interés por mucho tiempo. Todo es absolutamente legítimo y natural.

Con “La Rueda de Necesidades e Intereses” también podemos tener en cuenta las necesidades de otros miembros de la familia o las actividades de cooperación. Serían actividades para los más mayores de la casa… cómo, por ejemplo: Cocinar, barrer, arreglar o recoger una habitación, ordenar el comedor, regar las plantas del jardín, ordenar la sala de juegos, doblar o tender la ropa, sacar el polvo, lavar el coche y un largo etc.

Lo importante no es hacer “la rueda” diariamente, sino el hecho de tener todo esto en cuenta semanal o mensualmente. “La rueda” es una actitud (herramienta) que nos permite estar más presentes y pendientes de sus verdaderas necesidades e intereses y de los nuestros. Invito a buscar un equilibrio relajado y fluido en todas o algunas de las necesidades más básicas y hacer una rueda de intereses y actividades vez en cuando o cada día dependiendo de cada niño y familia.

Mi propuesta es totalmente flexible, no obstante, sí invito a estar alerta y observar y no relajarnos demasiado. Proponer sin imponer. A los niños les gusta tener cierta rutina natural y flexible. Les da seguridad saber qué viene ahora, qué toca, o qué van a hacer. Invito a que lo decidan ellos con nuestra propuesta.

Nuestros hijos hay días que incluso se ponen las horas en que van a hacer alguna actividad que pueda cubrir sus necesidades e intereses y otros días se pueden pasan casi todo el tiempo con la misma actividad. Por ejemplo, nuestra hija Ainara tiene temporadas que escribe y lee casi todo el día y en otras épocas necesita hacer “la rueda” más variada.

“La rueda” es para ayudarnos y guiaros sobre todo en momentos complicados.

He visto niños muy motrices y con una gran necesidad de estar en la naturaleza, por ejemplo. Otros muy creativos y a su vez también motrices. Para el desarrollo equilibrado de los niños es vital ejercitar también de vez en cuando la creatividad, el cuerpo físico, lo más emocional, estar en calma… Lo somos todo y todo es igual de importante. Podemos destacar en algo, pero un niño necesita moverse, socializar, estar en contacto con la naturaleza, ejercitar ambos hemisferios cerebrales: El más creativo y artístico y también el más racional y lógico-matemático… Podrá tener una predisposición natural más por uno que por el otro. No obstante, ejercitar ambos es necesario.

 

Y si están centrados en algo mucho tiempo, o casi todo el día, ¿Cómo haríamos “la rueda”? ¿Sería necesario interrumpir su actividad para que hagan otras actividades?

Por supuesto que no es necesario interrumpirles si están concentrados, entretenidos, enfocados, asombrados, entusiasmados, motivados o están divirtiéndose con algo que les aporta valor, aprendizaje o diversión. Un niño concentrado en una actividad o en un juego es un niño conectado a su verdadero ser esencial. Eso es maravilloso.

 ¿Y si pasa largas horas con la tablet o las pantallas?

El tema de las nuevas tecnologías es algo distinto. Tendríamos que ver si realmente le está aportando valor, si está aprendiendo, descubriendo, socializando… o si simplemente se está entreteniendo pasivamente. Hay muchos niños aburridos, desconectados, apáticos, con problemas emocionales, infelices, tristes, desamparados, que se sienten muy solos… que usan las nuevas tecnologías como un “tapa emociones”.  Me explico, como no hay nada más divertido, ni interesante, ni entretenido en su vida y tampoco nadie lo suficientemente dispuesto o disponible para estar presente con ellos o con ganas de vincularse con ellos es muy fácil que se refugien con las patallas. Como no hay presencia de los padres… ya sea porque trabajan largas horas o no les atienden… entonces muchos niños se refugian en las pantallas para huir (anestesiarse) y dejar de sentir su soledad, su malestar, su dolor o su propia desconexión con su verdadero ser esencial.

Por supuesto que no todos los niños usan las nuevas tecnologías de este modo ni por estos motivos, pero sí es muy fácil caer en un uso continuado y en ocasiones abusivo si no hay suficientes propuestas o experiencias divertidas, excitantes o interesantes y además no hay presencia de los padres ni están disponibles. “La Rueda” como ya he comentado anteriormente, nos ayudará a no caer en el uso de las pantallas por simple aburrimiento, falta de presencia o vínculo afectivo, o malestar y desconexión. Ya que si estamos presentes y disponibles y algunas de sus verdaderas necesidades e intereses son tenidos en cuenta podrán conocerse más y podrán también tomar más y mejores decisiones sobre sus propias actividades diarias.

Para tomar las riendas de nuestra vida y poder decidir conscientemente necesitamos estar emocionalmente equilibrados y sanos tanto los adultos como los niños. Necesitamos sentirnos plenos, valorados, importantes, merecedores y, sobre todo, un niño necesita sentirse amado incondicionalmente y ser respetado y aceptado por quien verdaderamente es y no por quien nos gustaría que fuera. Hay muchas opciones más que simplemente refugiarnos. Necesitamos mostrarle al niño o adolescente que la tablet no es el único recurso. Pero para ello necesitaremos estar disponibles y dispuestos a pasar tiempo con ellos.

Cuando un niño se aburre se siente mal y suele molestar y para que esto no pase muchas veces les permitimos estar largas horas “enchufados”. Esto puede provocar niños totalmente desconectados al estar conectados mucho tiempo a las pantallas.

Cuando hay muchos momentos de apatía o aburrimiento prolongado sería interesante ir introduciendo e implementando “la rueda” muy poco a poco ya que podría crear rechazo en el niño si ha estado acostumbrado a “tapar sus emociones” detrás de la pantalla.

 

Invito a explicar a los niños los cambios que deseamos incorporar en nuestra vida y día y a día. Explicarles el porqué deseamos hacerlo e involucrarlos en estos cambios y nuevas decisiones conscientes. Con esto no digo que no sea “bueno” o necesario que nuestros hijos estén sin (aparentemente) hacer nada en momentos concretos. Estar aburrido también puede traernos momentos mágicos de mucha creatividad, ideas, reflexiones, ingenio y bellas sorpresas si les permitimos sentirlo y no se tapan (anestesian) en seguida con la pantalla.

Cuando un niño está solo, tumbado en una hamaca, por ejemplo, mirando al cielo y con aspecto ausente o incluso ido… puede parecer que no hace nada, que pierde el tiempo o que está aburrido. No obstante, si está tranquilo… muy probablemente esté pensando, recordando, analizando, aprendiendo, re-aprendiendo, des-aprendiendo, ordenando algo que le ha pasado… quien sabe… Esos momentos también son necesarios y forman parte de “La Rueda”. Forman parte de la vida misma.

No es lo mismo estar tranquilo, relajado y sin hacer nada concreto… Que estar aburrido, inquieto y molesto por no saber qué hacer y por estar desconectado o sentirse solo.

 

Yo me refiero a cuando hay algún malestar (emocional) de verdad, cuando se revuelcan por el suelo, están inquietos, molestan a sus hermanos debido a ese gran malestar interno que no cesa, ni pueden gestionar solos… En esos momentos es cuando la tablet lo anestesia todo.

No obstante, precisamente en esos momentos es cuando más desaconsejo usarla ya que “tapará” y reprimirá (congelará) el malestar y luego saldrá con más intensidad y pensaremos que es por la tablet. Muchos padres y madres piensan que es la tablet que pone tan nervioso a su hijo. Y la cruda realidad es que la tablet anestesió su malestar y ahora que no está con la pantalla vuelve a conectar y salir lo que ya había en su interior. La tablet no lo provocó, sino que le calmó y luego, al dejar la tablet, sale de nuevo con más fuerza por la represión. Es por este motivo que muchos niños quedan “enganchados” a las pantallas por el efecto de la dopamina que les genera. Les relaja y engancha a la vez.

No es que las pantallas sean adictivas en sí, sino que son “adictos” a la necesidad de tapar el vacío, tapar sus emociones y su malestar o desconexión. Algo que suelo decir mucho a los padres y a mis alumn@s es:

A mayor represión, mayor explosión

En los momentos de más aburrimiento y desconexión es cuando “La Rueda” más nos podrá ayudar y guiar. También sería interesante que los padres nombrásemos la verdad: Lo que verdaderamente está pasando para que el niño lo pueda entender, ordenar y no piense que el problema está en él o ella.

Quizás los padres no hemos estado suficientemente presentes y los niños pequeños solos les cuesta mucho seguir conectados con sus verdaderas necesidades e intereses si no los acompañamos ni les tenemos en cuenta, ni los fomentamos. Quizás haya una situación complicada en casa… La soledad y el desamparo duele mucho para un niño. Muchos intereses y necesidades se van quedando por el camino al no ser validados, nombrados, tenidos en cuenta ni acompañados… El ser esencial del niño no se pierde, pero si se va mandando a la sombra y va quedando olvidado, ignorado y negado. “La rueda” nos ayudará a que estén más conectados o a recuperar la conexión perdida.

 ¿Es necesario hacer una rueda para cada hijo?

Depende de cada caso, de cada niño y de cada familia. Podemos hacer una rueda para cada hijo y para cada adulto y otra para todo el núcleo familiar. Si nunca hemos usado “la rueda”, si es la primara vez que oyes hablar de mi propuesta. Tanto si tus hijos están o no escolarizados. Si practicas una crianza más respetuosa y consciente o por el contrario estás en una transición ya que has educado y criado a tus hijos desde una crianza más convencional con castigos, control, premios, amenazas y demás… entonces te propongo hacer una para cada hijo y con su ayuda…

“La Rueda de Necesidades e Intereses” (RNI) es una propuesta “viva” y totalmente adaptable a cada hijo, a cada familia y a cada momento del año. No es lo mismo estar en invierno que verano, de vacaciones que en época escolar. Tampoco sería la misma rueda para una familia home-unschooler que vive, crece y aprende sin escuela que para un niño escolarizado 6-8 horas al día.

“La Rueda” se puede hacer a la carta: Una para cada hijo, una genérica, una para los padres y otra para los hijos, una para toda la familia… Como mejor vaya a cada familia y se trata de hacer pruebas y experimentar. Os invito a sacar y conectar con vuestro niño y niña interior y jugar con “la rueda”, crear una y luego probar con otra… Hacer varias e ir probando. Explorar y divertirnos… Nosotros hemos hechos muchos tipos de rueda a lo largo de estos 10-12 años hasta hace bien poco y a día de hoy, como ya he comentado, forma parte integral de nuestra filosofía de vida. La usamos sin pensar en ella, está totalmente integrada e interiorizada en nuestro día a día, en nuestras decisiones, en nuestras rutinas, en casi todo… Está en nuestro interior.

 

Nota: Si te ha inspirado esta Rueda de Necesidades e Intereses y te gusta la idea, comparte este artículo para que llegue al mayor número de personas posible. Este es mi propósito e intención al editarlo y compartirlo con el mundo. No obstante, cuando lo hagas por favor menciona siempre la fuente y su autoría.

Si eres una familia que educa en casa o si estas dentro de algún proyecto alternativo quizás te interese formarte un poquito más o inspirarte sobre éste y otros muchísimos temas más relacionados con el aprendizaje autónomo no dirigido con mis Talleres de Home-Unschooling «Vivir, crecer y aprender sin escuela».

Si lo que deseas es profundizar en el alma infantil de los niños para poder amarles más y mejor y ayudarme a crear una Epidemia de niños escuchados, respetados y amados incondicionalmente para que en tan solo una generación podamos cambiar y mejorar el mundo.

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15 comentarios en “La rueda de necesidades e intereses de Yvonne Laborda”

  1. Gracias Yvonne!
    Cada que te leo, escucho y veo, dentro de mi se integran mis pensamientos y sentimientos. Ganas me dan de llorar de agradecimiento por todo el contenido de gran valor que compartes de manera altruista, gracias porque sin tus palabras no hubiera podido conectar de esta forma con el respeto, la amabilidad, la escucha, lo genuino, lo natural, continuo con el deseo que hacer las formaciones contigo y se que lo lograré.
    Todos los días quiero ser la mamá que cada uno de mis hijos necesitan, un fuerte abrazo hermosa mujer, gracias por cada inspiración!!

  2. Hola Yvonne. Estoy en tu taller de HS y tras leer este artículo me surge una duda. Yo siempre he creído que socializar es necesario, pero para mi hija no es una prioridad, ni un interés tampoco. Y cuando le digo que vamos a quedar con alguien que tiene niños se pone en guardia. Yo seguiré propiciando encuentros con personas y niñ@s pero cada vez que lo intento me toca estar convenciéndola y buscando estrategias para que no se sienta mal. ¿tú cómo ves el llevarla por este camino que no le interesa en absoluto?

    1. Bonita, yo personalmente no la forzaría. Respetaría sus ritmos… Tu qué harías si fuera un adulto? A veces hacemos lo que pensamos es mejor para ellos sin darnos cuenta que no les estamos escuchando ni teniendo en cuenta verdaderamente…

      Un abrazo.

  3. Gracias Yvonne por encender en mí esa llama que ya tenía dentro de querer cada día ser la mamá que mi hijo e hija necesitan. Cada día esta llama brilla con más fuerza e intensidad. Siempre inspirador tu mensaje. Me ha hecho estar aún más presente, gracias de corazón

  4. Hola, estoy a punto de poner en práctica la rueda. Quisiera saber si la cooperación y las pantallas son considerados una necesidad o un interés y el fundamento para ello.
    Gracias desde ya

  5. No acabo de entender cómo se usa la rueda, ¿Se hace una lista de intereses con el niño y cuando se vea que está molesta o inquieta o no se puede salir de casa, se le da a elegir?
    ¿Y cómo «casas» una rueda del niño con una tuya? Si yo necesito salir a andar y ella no quiere, cómo hacemos?. Gracias.

  6. Hola Yvonne!
    He estado viendo muuuuchos de tus videos y me encanta tu forma de ser, eres muy inspiradora.
    Me gustaria si tienes algun ejemplo de la rueda con adolescentes.
    Gracias!

    1. Cristina de la Torre

      Hola Karen! Gracias por tus bonitas palabras. Nos alegra saber que la rueda te ha servido de inspiración, si deseas hacerla con tus adolescentes, puedes coger algunos de los ejemplos que aparecen en artículo y cambiar las necesidades por las que actualmente tengas tus hijos, la podéis crear desde cero juntos! Nos encantará verla cuando la tengas, compártela con nosotros en redes y etiqueta a Yvonne para que podamos verla. Mil gracias y un abrazo!

  7. Hola!! Me había imaginado otra cosa y ahora así, me cuesta de entender… Me había imaginado que cada porción sea de un miembro de la familia y allí poner las necesidades de cada uno. Es decir, si en la mía pone «hablar 10 minutos a solas con papá» pues que los hijos faciliten que esto se de, por ejemplo. E intentar ir satisfaciendo necesidades de todos. Porque como la plantea Yvonne, es para ayudar al niño a saber que hacer cuando no sabe que hacer?? Yo me imaginaba más una rueda para satisfacer necesidades de todos, no se si me explico. Gracias!

    1. Hola Noelia, gracias por leernos y dejarnos tu sentir. Esa rueda es solo un ejemplo de cómo se puede hacer, cada familia es libre de crearla como necesite, nosotros hemos elegido hacerlas sobre las NECESIDADES DE LOS NIÑOS, te invitamos a hacer la vuestra sobre las necesidades de la familia y compartirla si así lo deseas, nos encantará verla. Gracias, bonita. Un abrazo.

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