La violencia empieza en la falta de maternaje cuando fuimos niños

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NOTA: Artículo escrito por LAURA GUTMAN.

Todas las formas de violencia pasivas o activas, concretas o sutiles, se generan a partir de la falta de maternaje, es decir por ausencia de atención, disponibilidad, amor, brazos, empatía, generosidad, paciencia, comprensión, leche materna, cuerpo, mirada y sostén….recibidos –o no- desde el nacimiento y durante toda nuestra infancia.

Desde el punto de vista del bebé que hemos sido, toda experiencia sin suficiente apoyo y sostén ha sido hostil, por lo tanto violenta. Porque actúa en detrimento de las necesidades básicas de los niños quienes nacemos totalmente dependientes de los cuidados maternos.

Los niños necesitamos al adulto maternante para sobrevivir. Necesitamos contención, calor, protección corporal permanente, disponibilidad y cercanía emocional de nuestra madre que media entre el mundo externo y nosotros.

Sin embargo esa no ha sido nuestra vivencia infantil. Casi todos hemos experimentado un nivel de hostilidad y de distancia emocional que nos ha obligado a desarrollar ciertos mecanismos de supervivencia frente a diferentes niveles de soledad, abandono, violencia activa o pasiva, desprecio, humillación, desatención o distancia emocional. Esos mecanismos están descritos en varios libros que he publicado y que demuestran cómo se perpetúa la violencia en el mundo. Los mecanismos de supervivencia serán análogos a la violencia recibida. Aprenderemos a usarlos en cada circunstancia, cada ámbito, cada vínculo afectivo con el propósito de salvarnos incluso si el otro -quien sea- termina herido. Esos mecanismos -que son diversos y que no los describiré en el presente artículo- los aprendemos durante nuestra infancia, los aceitamos durante la adolescencia y los desplegamos durante la adultez, de modo inconsciente. Que sean reacciones inconscientes o automáticas, es decir que explotemos, castiguemos, humillemos, despreciemos o sometamos al otro “sin darnos cuenta”, no nos quita responsabilidad a los adultos. Justamente nuestra obligación es comprender nuestros automáticos. Alguna vez tendremos que abordar en primer lugar, qué nos pasó cuando fuimos niños y qué hemos hecho luego para sobrevivir a ese nivel de desamparo sufrido. Para luego aceptar, comprender y hacernos cargo de la violencia que hoy desplegamos  sobre quien es más débil, es decir sobre quienes son niños hoy.

Entiendo que nos parezca espantosa la violencia de género, la violencia en las escuelas, la violencia del narcotráfico o la violencia social. Sin embargo esa violencia colectiva es consecuencia de cada una de nuestras realidades emocionales que aún vibran en nuestro interior como reacción a las propias experiencias infantiles. Por lo tanto, hay algo urgente que podemos hacer cada uno de nosotros: Revisar con ojos bien abiertos qué nos aconteció, aceptar el nivel de violencia al que hemos estado sometidos sobre todo por nuestra propia madre y reconocer la manera en la que hoy -cada uno de nosotros- ejercemos violencia sobre alguien más débil. Hay mucho para asumir antes de suponer que los violentos son los otros.

Laura Gutman

NOTA: Comparto totalmente esta mirada de Laura Gutman nombrando los orígenes de toda violencia: La falta de AMOR.

  • ¿Qué podemos hacer ahora?
  • ¿Cómo podemos cortar la cadena?
  • ¿Cómo podemos dejar de tener todas esas reacciones emocionales automáticas contra nuestros hijos?

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Mi experiencia con Yvonne fue lo más sano y apropiado que pudo encontrar mi identidad y mi niña interior, ahora más lúcida y segura que nunca. El curso Sanar la Herida Primaria me ha reconfortado y llenado de esa comprensión, cariño, mirada y ternura que tanto requiere cada ser humano desde que existe. Desde que lo he comenzado, mi relación con mis cinco hijos y mi esposo, ha dejado de ser un arte de malabarismo para ir transformándose en una oportunidad única y feliz encontrada día a día, hora a hora, minuto a minuto. El acompañamiento terapéutico y profesional de Yvonne durante todo el curso, se siente más como el de una madre dándonos a luz que como el de una doctora. Su trato maternal y su sabiduría para hacernos descubrir nuestras verdades más recónditas, son el regalo más lindo que puede encontrar un alma en Internet. Y puedo sonar exagerada, pero así de grande es mi agradecimiento a esta gran mujer y amiga.

Vanesa Leoni

Para los que crean que este curso Sanar la Herida Primaria es cosa de mujeres, puedo asegurarle a cualquier padre que en este curso encontrará cuánto maltratamos a nuestros hijos sin querer, y sin recordarnos a nosotros niños necesitando, reclamando y esperando.

No hace mucho he comenzado a escuchar y ver detenidamente los vídeos del curso, gracias a la experiencia y frutos que él ha dado en mi esposa; y a pesar de mis prejuicios por los gurús y los psicólogos en general, quiero confesar que Yvonne es excepcional. Y sin querer ser más emotivo que racional, pragmáticamente hablando, este curso cura, amigos, y está muy bueno hacerlo. Por nosotros y nuestra familia.

Adrián López

Como aquí hablamos de “Sanar la Herida Primaria” a mí lo primero que me surge es compartir cuánto me fascinó  ver cómo está diseñado el curso. Con Sanar la Herida Primaria yo lo que he encontrado es ORDEN A MI CAOS INTERNO Y PALABRAS A MIS SILENCIOS,  está organizado de tal forma que un tema enlaza con el siguiente y voy despertando mi conciencia sin  la sensación de dejar cabos sueltos. Otro punto MUY IMPORTANTE  para mí ha sido poder “bajarlo al sentir”. INTEGRAR mis vivencias a nivel emocional, yo tenía muchas vivencias intelectualizadas pero no había llegado a sentirlas y he podido comprobar como así es como de verdad se aceptan, se integran y se liberan.

Elena Dieguez

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8 comentarios en “La violencia empieza en la falta de maternaje cuando fuimos niños”

  1. Yo diría más aún, la violencia no solo es por falta de maternaje, porque los niños viven experiencias más allá de su familia y esas también tienen un gran peso en su desarrollo equilibrado

    1. Mina, es verdad que los niños viven otras experiencias fuera de casa pero si hay el maternaje debido (un ambiente seguro, presencia, mirada e intimidad emocional) estos niños se sentirán con la libertad y la confianza de poder compartir en casa aquello que les pasa y de este modo recibir el apoyo, sostén y mirada necesarios para entenderlo o superarlo. En sesiones de terapia he visto muchas veces que lo que ha marcado más a mis consultantes no es lo que otra persona les hizo sino el hecho de no haber podido compartirlo en casa y tener comprensión y mirada…
      Un abrazo.

      1. Totalmente, ser sostén, ser brazos, ser ese lugar dónde son ellos mismos y se sienten seguros es vital… Por propia experiencia lo digo. Para poder ayudarles porque a veces se esconden patologías que arrastrará. No es fácil el mundo que se abre ante ellos y siempre pueden volver a ti

  2. «Amor y Firmeza», La hiedra trepará fuerte y sana por la piedra dura y calida. Cariño y norma. Si no mantenemos el equilibrio entre estas dos, cojeamos. Los niños y niñas necesitan adultos que los quieran, protejan, den seguridad, abrazos, mirada y atención continuada pero también perseverancia, «no es no», enseñar a esperar, enseñar a comportarse en sociedad, disciplina, consecuencias o castigos y alternativas de comportamiento.

    Algunos padres, desde la crianza de las emociones, el cuidado, el amor y la seguridad tan necesaria en los primeros años de vida, no se adaptan a las nuevas exigencias de las distintas edades de las criaturas y terminan creando pequeños dictadores por no enseñar a sus hijos los limites sociales y de convivencia. Es tan perjudicial un ambiente de crianza violento como uno laxo.

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