Hay circunstancias en las que los hermanos nos polarizamos. En muchas familias mamá no fue el punto de unión entre hermanos, sino, más bien, el punto de desconexión o desunión. Me explico, uno es el bueno y fiel a mamá. Es el que está más alineado a mamá. La que cumple todas las expectativas de mamá. Es “la niña mirando a mamá”: Satisfaciendo a mamá y más pendiente de las necesidades de mamá. Cuando mamá no está pendiente, ni puede satisfacer las necesidades de sus hijos, ni las valida, ni las nombra, pero necesita que sean sus hijos (o uno de ellos) que la miren y la complazcan, eso es abuso emocional. El hermano-a polarizado se comporta así para seguir recibiendo su aprobación y la poca mirada o atención que le queda. No obstante, el otro hermano o hermana (que queda por fuera-sin mirar tanto a mamá) se rebela contra este abuso emocional de mamá, y la falta de mirada, y la carencia afectiva que siente, y el vacío emocional provocado por la falta de maternaje, y la desconexión con mamá le hace rebelarse contra eso que siente y se polariza con su hermana/o. Es la otra cara de la misma moneda. Muchas madres suelen decir:
“Mira como me ha salido y cómo se comporta después de todo lo que yo he hecho por vosotros”. Y todas nos creemos ese discurso engañado.
Nadie nombra el abuso emocional de mamá… Nadie nombra la violencia invisible de mamá. Lo que no se nombra, no existe para la psique infantil. Si mamá no nos amó como necesitábamos, ni hoy tampoco puede, pensaremos que no somos dignas de SU amor y pensaremos que el problema está en nosotras y no en su incapacidad emocional.
El comportamiento de rebeldía y hostilidad que tenemos hoy o que teníamos de niñas y adolescentes, es la expresión emocional de la distancia que hay y hubo entre lo que legítimamente necesitábamos como niñas y lo alejado que estaba de lo que mamá dijo que nos dio. Nuestras verdaderas necesidades quedaron relegadas a la sombra (ignoradas y silenciadas) al haber sido negadas por mamá.
El discurso engañado de mamá a lo largo de toda nuestra infancia ha hecho que ella no tuviera que responsabilizarse de las consecuencias, de todos o algunos, sus actos: de su falta de mirada y falta de presencia, de sus castigos, de sus humillaciones, de sus golpes, palizas, críticas, juicios, amenazas y de su violencia tanto activa como pasiva o quizás simplemente de su falta de presencia.
Si no hubo ningún testigo de este discurso engañado de mamá en nuestra infancia, ni nadie que nombrara la otra versión de los hechos: Nuestro verdadero sentir y nuestra verdadera experiencia infantil, entonces vamos a seguir creyendo lo que mamá nombró a pesar de que todo nuestro cuerpo esté manifestándose en su contra.
El hermano que está mirando a mamá y la complace y evita molestarla recibe su mirada y amor condicionada. Quién está más conectado con su ser esencial y se rebela por la falta de mirada de mamá recibe quejas, criticas y juicios. Esto hace que los hermanos nos polaricemos entre nosotros y pensemos que no nos llevamos bien por algo nuestro cuando en realidad es por este motivo de miradas desplazadas en busca del amor y la mirada y la aprobación de mamá.
Si sientes que necesitas resolver o sanar algo con respecto a la relación con tu madre te invito a unirte a mi curso HM y lo trabajaremos juntas.
No puedes llegar a imaginarte lo liberador y transformador que puede llegar a ser este curso hasta que estás dentro… El grupo de madres que nos reunimos mensualmente también es muy sanador e inspirador.
No lo dudes más. Te espero en «La Hija Que Fui, La Madre Que Soy» (HM).