Si nuestra vivencia INFANTIL y JUVENIL hubiese sido nombrada desde NUESTRO punto de vista y desde nuestro sentir, no habría vacío ni herida primaria. No obstante, al ser nombrada y sentida desde la vivencia del adulto, de mamá, entonces sí quedará herida y habrá vacío. Necesitamos de un testigo que nombre nuestra verdad.
Cuando no hay recuerdos explícitos de maltrato, abandono, falta de presencia… sólo nos quedará el registro y el recuerdo emocional en el cuerpo en forma de:
• Nos costará estar presentes con nuestros hijos.
• Necesitaremos de la aprobación de los demás.
• Seremos personas inseguras o indecisas.
•Saldrá rabia, enfado, necesidad de controlar y gritos desde nuestro interior descontroladamente.
• Proyectaremos nuestro malestar y vacío en nuestros hijos y parejas.
Nuestras experiencias actúan por debajo de nuestro plano de conciencia. Se nos actualizan emociones reprimidas a pesar nuestro. El cuerpo nunca miente ya que nunca olvida. Nuestras reacciones emocionales desproporcionadas son regresiones emocionales espontaneas infantiles debido a nuestro vacío emocional y por haber tenido que reprimir tanto siendo niños. Hoy nos sale descontroladamente. Volvemos a la niña que fuimos y que no podía expresarse.
Solemos tener reacciones emocionales descontroladas y desproporcionadas contra la persona equivocada: nuestros hijos.
Nuestra niña herida puede llegar a “contaminar” y dominar toda nuestra vida de adulta: nuestras reacciones emocionales automáticas vienen del inconsciente, nuestra sombra (todo lo que tuvimos que reprimir y anestesiar) por eso nos cuesta tanto controlarlas y cambiarlas aun tomando conciencia de ellas. Nuestras propias emociones nos controlan a nosotras.
Voy a utilizar una metáfora para ilustrar este hecho: el consciente sería alguien que vuela en parapente, por ejemplo, o navega un velero o vuela una cometa. El inconsciente, sería el viento. Si no somos capaces de entender el viento (nuestras emociones reprimidas y cómo se actualizan), no podremos usarlo a nuestro favor y nos podrá dominar a pesar de ser excelentes en nuestra disciplina.
Aceptar y reconocer que sí hubo herida a pesar de que no tuvimos que experimentar fuertes experiencias es vital y necesario. Venimos al mundo esperando ser amados-as y con ganas y necesidad de amar pero no siempre hubo alguien dispuesto a amarnos como legítimamente necesitábamos.
Crecimos solas y necesitadas, llegando a creer que el mundo era eso. No obstante, algo en nuestro interior nos dice que sí merecemos y seguiremos buscando ese amor desplazadamente en lugares y personas equivocadas. Ese amor debió venir de mamá y de papá. Hoy no estaríamos tan hambrientas de amor, ni tan desesperadas, ni tendríamos todas esas reacciones emocionales si no viniéramos de un vacío emocional.
Ese vacío emocional y esa herida primaria de infancia se puede sanar aun sin recuerdos explícitos.
¿Vas a seguir reaccionando descontroladamente y desproporcionadamente contra tus hijos muy a tu pesar, o vas a tomar acción para cambiar, transformar y sanar tu relación con ellos?
EXTRACTO DEL MÓDULO 7 de mi curso online SANAR LA HERIDA PRIMARIA (SHP) de tu infancia. Si necesitas ayuda con tus reacciones emocionales automáticas y tus vivencias pasadas estaré encantada de acompañarte en este maravilloso camino.