Yvonne Laborda en Kit de Emergencia con Erika de la Vega
Hoy converso con Yvonne Laborda, terapeuta humanista y también autora del libro: Dar voz al niño.
Escribir me empodera para poder seguir siendo la mujer que vine a ser y la madre que mis hijos necesitan. Comparto todo aquello que necesito seguir practicando
Hoy converso con Yvonne Laborda, terapeuta humanista y también autora del libro: Dar voz al niño.
Si no se nos ha amado como hemos necesitado siendo niños y no fuimos aceptado/as incondicionalmente por ser quien éramos no habremos podido desplegar todo nuestro ser esencial ya que relegamos esas partes no aceptadas o no acompañadas a la sombra.
Aparentemente podemos pensar que la violencia activa es peor, que deja más huellas y heridas, que lastima más o que incluso es más difícil de sanar. No obstante, no siempre es así ya que la violencia activa es más fácil de ver y reconocer.
Nadie niega una paliza o un abuso o un grito. Está allí y se identifica. No se puede negar. Lo que nos deja más herida y secuelas a largo plazo es lo que negamos.
La sociedad es el vivo reflejo de lo que sucede en cada hogar. Si estos jóvenes hubiesen recibido (en la medida de lo posible) lo que legítimamente necesitan (emocionalmente hablando) de sus padres y demás adultos, no se sentirían tan desesperados como para querer quitarse la vida. Hay que sentirse tremendamente mal, solo y desamparado y muy triste o profundamente enfadado como para desear morir.
La mayoría de las relaciones no tienen sus raíces en el ser, y por eso se convierten en fuente de dolor, dominadas por problemas y conflictos. Pero cada crisis, además de representar un peligro, también ofrece una oportunidad. La oportunidad oculta en cada crisis no se manifiesta hasta que todos los parámetros de la situación son reconocidos y aceptados plenamente.
Cuántas veces les hemos pedido a los niños que no griten, cuando en verdad solamente hacen y repiten lo que han aprendido de nosotras o demás adultos. Gritarle a un niño es maltratarle…Gritarle a un niño es faltarle el respeto. Gritarle a un niño es abusar de él. Gritarle a un niño es humillarle. Gritarle a un niño es el principio de la violencia…
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