Quizás tengas la sensación de que en tu infancia no hubo casi violencia y que no tuviste que reprimir emociones… No obstante, te pregunto. ¿Sueles perder el control con tus hijos? ¿Gritas o te enfadas con facilidad? ¿Eres insegura y te cuesta tomar decisiones?…

Las raíces del enfado siempre suelen ser la tristeza, las heridas pasadas, el miedo, la necesidad de aprobación, el sentimiento de soledad y vacío emocional. En definitiva, necesidades emocionales no satisfechas. Si el enfado no está o no estuviera dentro de nosotros no podría salir.

Todas las emociones infantiles reprimidas de rabia, frustración, enfado, impotencia, se nos actualizaran siendo adultas cuando una vivencia actual nos haga sentir una emoción muy parecida a alguna de las que tuvimos que reprimir.

Os confieso que en ocasiones necesito NO estar con mis hijos para poder estar CON ellos cómo verdaderamente deseo y realmente necesitan. 

  Mamá, cuando papá no sea respetuoso conmigo o no me trate con amabilidad o